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domingo, 27 de noviembre de 2011

Una vez más, las apariencias engañan

Aunque haya pasado casi un año desde que empezara con este blog, no se me olvida que las primeras entradas que publiqué estaban relacionadas con la alimentación y con mis estudios (ciencia y tecnología de los alimentos).

Día a día, en clase vemos la cantidad de conservantes, aditivos, edulcorantes y un montón de sustancias químicas que se adicionan a los alimentos con el fin de modificar sus propiedades. En muchos casos, se desconoce como pueden afectar estas sustancias al organismo (algunas de ellas pueden provocar cáncer), y lo cierto, es que la única manera de retirarlas del mercado es probar científicamente que son nocivas... y para ello ha tenido que haber enfermos anteriormente (vamos, que somos como ratas de laboratorio...)

Mi consejo, es que nunca os fiéis del aspecto de los alimentos para decidir si son o no saludables. Siempre que vayáis a comprar, sobre todo frutas y verduras, escoged las de peor aspecto.Son las más naturales. Como muestra de ello, os dejo una foto de los típicos tomates que podemos encontrar en el "super", y otra de unos cultivados de manera natural (con técnicas agrícolas tradicionales y sin adulterarlos, ni por supuesto, modificarlos genéticamente).





O no os parece sospechoso que se cultive una determinada variedad de fruta durante todo el año, o que por ejemplo, las manzanas tengan un cierto brillo especial en la piel... ¿desde cuándo la fruta reluce? o ¿alguien ha visto alguna vez en el campo naranjas totalmente redondos y con el mismo tamaño?

¿Es que acaso la madre naturaleza entiende de formas, colores o  tamaños?

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